“Nos hemos convertido en consumidores de tragedias. Nos las tragamos como una coca cola y luego no queda más que una lata arrugada. Hoy es Japón, ayer Libia, antes de ayer Haití y mañana ya veremos. Mañana llegará otro tsunami informativo que pasará por encima de éste y probablemente no volvamos a saber de él o quede reducido a residuo informativo. A mí me parece como ver una película. Mientras dura estamos enganchados al drama, pero luego se enciende la luz de la sala y desaparece de nuestras vidas con la misma facilidad con la que se instaló en ellas. No creo que seamos unos insensibles desalmados (no más de lo normal), es que lo que vemos no nos parece más real que una peli.”
Es terrible, pero es así. Me cuando veo los capítulos de The Pacific, aquellos que exaltan a los que sobrevivieron a la guerra, pero pienso en los que cayeron al lado del protagonista en las playas de Guadalcanal a las primeras de cambio y que seguirán allí en las mismas playas. Lo piensas mientras terminas de cenar y luego vas a dormir plácidamente.
Es lo que tiene las catástrofes, sube la audiencia de los informativos, nos permite lamentarnos con motivo, nos hace sentir mejor por lo que tenemos, nos permite tener de qué hablar en el ascensor o en el bar.
Cosas que me hacen sentir mejor: La 2.
Cosas que me hacen recaer: Tele5.
EL BELLO SERGIO (1958), DE CLAUDE CHABROL.
Hace 14 horas
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