Teoría del ciclo de vida

Teoría del ciclo de vida es un conjunto de relatos, dividido en cuatro partes más una intro:
1.- Perversidad 2.- Everest 3.- Ficción 4.- Así

jueves, 26 de enero de 2012

Escribir en Hollywood

"La gente no sabe que alguien escribe las películas: se cree que los actores las van haciendo sobre la marcha" El crepúsculo de los dioses

Dicen que Hollywood devora a los escritores (Faulkner, Fitzgerald, Capote, Chandler, Hammett). También en la ficción. Hay está Barton Fink, ese héroe de Broadway que los Coen concibieron. Barton se marchó a Hollywood con la promesa de una mayor realización. Pero pronto se vio inmerson en una locura desatada dentro de ese hotel fantasmagórico, con Steve Buscemi como botones, con John Goodman como vecino de habitación, con Michael Lerner con mandamás de la productora, con Judy Davis como amante y mujer del escritor borracho John Mahoney (Faulkner encubierto). Barton se ve incapacitado para abordar su primer proyecto en Hollywood. Una película de lucha libre de serie B.

En Episodes, una pareja de guionistas británicos, multipremiados en su país, son invitados a Hollywood para escribir un remake americano. Al contrario que Barton Fink, ellos cuentan con todo lujo de detalles: mansión, vehículo de lujo, productora de lujo y... Matt LeBlanc como protagonista impuesto. Ahí comienzan sus problemas. Episodes es otro estilo de comedia, menos surrealista, peor igualmente incisiva sobre todo ese mundo podrido y hortera de Hollywood, cargando contra ella sin el menor reparo.




Cosas que me hacen sentir bien: Flutox.
Cosas que me hacen recaer: Desenfriol.

jueves, 19 de enero de 2012

Literatura desesperada

Bolaño escribe por acumulación, por desgaste. 2666 y Los detectives salvajes son muestra de ello, dos monedas de una misma moneda.

“Hay una literatura para cuando estás desesperado” dice Joaquín Font en Los detectives salvajes. Se trata del personaje más interesante, de los muchos que tiene la novela, además de los dos protagonistas al que seguimos la pista. Y como todo lo que hay por acumulación, algunas cosas te gustan más y otras menos.

En 2666 es igual. Cinco libros en uno. Bolaño desgasta, erosiona página a página. No es una literatura de altos vuelos, no hay demasiados pasajes brillantes, todo es desolador, como el paisaje de México que tan bien presenta.

"Ahora una sonrisa inspira desconfianza. Antes, si eras vendedor y entrabas en algún sitio, lo mejor era hacerlo con una gran sonrisa. Lo mismo si eras camarero que ejecutivo, secretaria, médico guionista o jardinero (…) Ahora sabemos que detrás de una sonrisa puede ocultarse tu peor enemigo. O, dicho de otro modo, ya no confiamos en nadie, empezando por los que sonríen, pues sabemos que éstos intentan conseguir algo de ti.

Sin embargo, la televisión americana está llena de sonrisas y de dentaduras cada vez más perfectas. ¿Quieren que depositemos nuestra confianza en ellos? No. ¿Quieren hacernos creer que son buenas personas, incapaces de hacer daño a nadie? Tampoco. En realidad no quieren nada de nosotros. Sólo quieren enseñarnos sus dentaduras, sus sonrisas, sin pedirnos nada a cambio salvo nuestra admiración. Admiración. Quieren que los miremos, eso es todo. Sus dentaduras perfectas, sus cuerpos perfectos, sus modales perfectos, como si ellos se estuvieran permanentemente desgajando del sol y fueran trozos de fuego, pedazos de infierno ardiente, cuya presencia en este planeta únicamente obedece la necesidad de pleitesía."


Extraído de
2666
de Roberto Bolaño.

Cosas que me hacen sentir bien: Mirotic
Cosas que me hacen recaer: El tren Media Distancia

lunes, 2 de enero de 2012

Tremé y los personajes (II)

David Simon consigue humanizar a todas sus creaciones. Nos vemos reflejados en todos ellos. Empiezo con el Creighton Bernette del inmenso (en todos los sentidos) John Goodman, uno de los mejores actores en uno de los mejores personajes creados para TV. Muestra la desolación de un hombre ante un fracaso institucional. Nueva Orleans se ha ido a pique y a nadie parece importarle. Su familia trata de sobrevivir en la 2ª temporada: Melissa Leo (enorme actriz) e India Ennenga (Sofia en la serie), ésta última creando a una adolescente brillante que es llevada por el fracaso de todos, al estilo de la 4ª temporada de The Wire.



El puesto de honor de mejor personaje de la 2ª temporada se lo lleva el Davis de Steve Zahn, el más divertido, socarrón, con el alma de la ciudad a cuestas, saca brillantemente un grupo que después del éxito le deja tirado. El eterno secundario lo seguirá siendo, pero en el camino se lleva a la chica, a Lucia Micarelli (Annie), dulce, sensible, capaz de salir adelante tras el fracaso con Michiel Huisman (Sonny), el holandés errante que trata de rehabilitarse al estilo Bubbles en The Wire.



Huisman se suma a la nueva banda de Batiste (Wendell Pierce), que a la vez encuentra trabajo en la escuela como apoyo musical (qué le gusta a Simon hincar el diente en la educación). El otro hombre de The Wire, Clarke Peters (Albert Lambreaux) graba un disco con su hijo mezclando jazz y raíces indias. Y quedan dos chicas, Khandi Alexander, que sufre en sus propias carnes la violencia de Nueva Orleans y la fascinante Kim Dickens que triunfa en Nueva York como cocinera, pero que no puede desprenderse de sus raíces.

Y los nuevos para terminar. Simon utiliza el personaje de Jon Seda para denunciar el despropósito de la reconstrucción, con contratos a dedo, sobrevalorados. Donde hay un desastre, hay un negocio. Y no es que su personaje sea un tipo malvado de chaqueta y corbata, es un tipo que ve la oportunidad y saca ventaja. Y David Morse, con su traspaso a homicidios, es el McNulty de Tremé, denunciando las tropelías que se han hecho desde la policía.

Tremé es la serie. Simon es el hombre.