Teoría del ciclo de vida

Teoría del ciclo de vida es un conjunto de relatos, dividido en cuatro partes más una intro:
1.- Perversidad 2.- Everest 3.- Ficción 4.- Así

martes, 22 de mayo de 2012

Rezando (en las canciones)

Parece que rezar es lo último que queda. Para los que no creen(mos), rezar llega con la desesperación, como un alcohólicos anónimos o una terapia anti-drogas. Al ver el nuevo vídeo de Supersubmarina, me ha recordado que rezar ya es lo único que nos queda. Con esa atmósfera, al estilo predicador, como en El fuego y la palabra o más recientemente en Pozos de Ambición.

En When you were young, rezar no bastaba. En la canción de The killers (mormones ellos) rezar no era suficiente. Ahora que todo está cerca de estallar, uno no sabe ya a lo que agarrarse.

Cosas que me hacen sentir bien: Supersubmarina.
Cosas que me hacen recaer: Rouco Varela.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Recordar o vivir

La serie Black Mirror es un derechazo en nuestro rostro, una crítica despiadada a nuestra sociedad a través de relatos futuristas. Es el tercer capítulo el que más sútilmente lo hace a través de la recreación de un mundo donde todo lo que vivimos lo podemos revisionar. Todo queda guardado para poder verlo de nuevo en nuestros ojos o simplemente en televisión. Con todo lo bueno/malo que eso conlleva.

Y no estamos tan alejados. Ahora preferimos grabar más que vivir. El muro, las fotos, la línea de vida, el iphone... Yo soy un adicto a la nostalgia, lo reconozco, celebro cualquier aniversario, repaso lo hecho y vivido constantemente, pero sólo a través de la memoria, quizás porque no haya mucho que grabar, quizás porque nada merece la pena, quizás porque vivo en la prehistoria tecnológica, pero prefiero el recuerdo a la imagen, prefiero el sentimiento a mi rostro en una foto despiadada.

Cosas que me hacen sentir bien: Las series.
Cosas que me hacen recaer: Diego Valderas.

martes, 8 de mayo de 2012

¿Faulkner? UFFFFFF

Si hay orden alfabético en una librería, allá voy a la F a encontrarme con Fitzgerald y sus (pocos) ejemplares expuestos. Y a su lado, Flaubert, Ford o Faulkner. De Faulkner siempre se dice lo complicado de su lectura, así que cuando leí de El villorrio que era su obra más accesible, en ella me adentré.

Y no, no es accesible. Su escritura es brillante, hay pasajes memorables, pero me pierdo entre sus páginas. Hay momentos en los que no sé de lo que está hablando, confundo personajes y situaciones. El costumbrismo queda patente. El mundo rural norteamericano queda muy marcado, pero no es una lectura agradable.


Las páginas pasaban muy lentamente. Por momentos pensé que sería mi pereza, pero ahora que he vuelto a Fitzgerald y que las páginas pasan a toda velocidad, reconozco que no, Faulkner no está hecho (en principio) para mí. Y lo siento, porque sé que no he sabido apreciar un gran relato y un gran personaje.

Cosas que me hacen sentir bien: Coger El País gratis en la Universidad.
Cosas que me hacen recaer: Rodrigo Rato.