Teoría del ciclo de vida

Teoría del ciclo de vida es un conjunto de relatos, dividido en cuatro partes más una intro:
1.- Perversidad 2.- Everest 3.- Ficción 4.- Así

viernes, 23 de marzo de 2012

Teoría del ciclo de vida


C1 – Perversidad: Un extraño magnetismo me tuvo a tu merced. Fue la perversidad, pero no te dabas cuenta. Poco a poco me fui acercando. Te preguntaba por los apuntes de Macroeconomía o por la Teoría del ciclo de vida. Luego tú llegabas con las variables del marketing-mix o con el IDH de Perú. Así es como me sonreíste por primera vez.

C2 – Everest: Aún no entiendo cómo fue, quién sabe por qué, pero te tuve entre mis brazos. Sólo por instantes, acotado, limitado en el tiempo. Te tuve entre mis brazos y olías tan bien. No es suficiente razón. ¿No? Ése fue el mejor momento de los malos momentos. Por ti me sostuve más alto y firme de lo que jamás lo hice y haré.

C3 – Ficción: Te marchaste tan de repente. Como si fuera lo más natural del mundo rehacer la maleta y partir. Sólo comprendí lo que supuso cuando te fuiste, cuando la distancia se volvió a hacer patente. Ahora ya no valía acercarme y pedirte de nuevo los apuntes. Suspendí. Suspendí y con creces.

C4 – Así: Ahora te odio. Me lo digo constantemente. Te odio. Pero no es verdad. Para qué mentir. No te odio. Te anhelo. Te parecerá patético. Escribo como terapia. Emborrono unas cuantas hojas de papel por si en una de esas te marchas definitivamente de mi cabeza. Como si el amor fuera realmente un ciclo y todo terminase.

1.- Perversidad

La primera vez que te vi
No fue todo lo románico que podría esperarse.
Era el primer día de clase.
Perfectamente pudo ser un lunes, seguramente así fue, a eso de las ocho y media,
justo antes de que el profesor de derecho mercantil comenzase a dictar.

Así que no era todo lo romántico que podría esperarse.
Te vi llegar como se ven llegar a las demás.
Mentiría si dijese algo sobre una luz cegadora, sobre una brillantez fuera de lo común.
Mentiría porque no fue así, apareciste como las demás.

Pero luego me di cuenta, poco a poco lo hice,
paulatinamente todos descubrimos que no eras como las demás,
quizás era por la forma de hablar, por aquella respuesta sobre la importancia de la sociedad anónima en la economía actual.

Tú no eras como las demás,
y fue entonces cuando empezamos a comprobarlo,
fue entonces cuando comienzó nuestra historia.


Perversidad
Ahí vas, con tus libros de la escuela,
con tus armas de seducción,
con tu pelo recogido y la mochila a cuestas.

Ahí vas, dejando tras de ti una estela,
de miles de escolares depravados,
que como yo van mostrando sus peticiones deshonestas.


Dolores Haze
No nos dejes caer en la tentación. No esta vez.
Eres como Dolores Haze que nos mata poco a poco.
Ella y su boca y sus labios y su botella de coca-cola lentamente absorbida.
Mientras, se derriten los ojos del observador,
perdemos la coherencia en nuestros actos, no somos lo que se espera de nosotros.

Eres de mínima edad, pero de máxima perversión.
Eres hielo debajo de la bata,
segura de que nosotros, hombres ilusos, hacemos y haremos todo lo que nos pida.
Y llevas razón.
Pintaremos tus uñas, peinaremos tu pelo, soñaremos contigo por siempre y para la eternidad.
No la mires detenidamente. Ya estás perdido.
Caímos en la tentación. Ahora líbranos del mal. Así sea.


El cielo, el cielo
Señales de humo
Señales de humo
Señales de humo
Señales de humo
Señales de humo
Señales de humo
Señales de humo
Señales de humo
Señales de humo

Envío señales de humo, que nacieron de este fuego.
Señales que no supiste recoger, que no quisiste recoger.
Señales que se pierden en el cielo.


Soñé que me querías
Soñé que me querías.
Que de forma anónima anunciabas todas mis virtudes.
Que por temor no te dabas a conocer, pero yo intuía que eras tú.

¿Será uno de esos sueños compartidos?
¿Será uno de esos sueños premonitorios?
¿Me acercaré a ti y me dirás sí, te quiero verdaderamente?


Juego a inventarte
Entre idas y venidas,
ente griteríos por goles marcados, por políticos en guerra,
ante una primavera invernal y un invierno primaveral.
Entre todo eso, pasa el tiempo, y el tiempo pasa, y pasa el…
y aquí seguimos, querida, ni digo nada ni nada callo.

Lo intento sin intentar, y los besos se van perdiendo,
mis caricias se autodedican, las pego en la pared y de la pared no salen.
Ya ni me acuerdo de ti, ya ni te recuerdo,
me condenarán en el infierno, pero necesito lo mejor de ti y olvidar el resto.

Y mientras, juego a inventarte.
A ver, digamos, serás dulce, inteligente, sensible, comprensiva…
No pido tanto si tan poco tengo que entregar,
no pido mucho porque de mi imaginación no sales.


Tu frialdad
Te burlas de mí.
Disfrutas de todo este juego.
Cuando aparezco, te vas; cuando me marcho, vuelves.
Todo para hacer el peor de los daños: el de pensamiento.
Porque calculo y empeoro.
Pienso y me detengo.
Entre mis esperanzas y mis deseos, tu frialdad.


Invadiré Polonia
¿Sabes?
Mataría en este mismo momento si tuviera la certeza de encontrarte así más cerca.
Sé que no me crees, pero dame una oportunidad para demostrarlo.
Dime alguien que te ruborice, alguien que te haga daño.
Le haré sufrir.

Mataré si es necesario.
Yo mismo sufriré si es eso lo que quieres.
Déjame herir a cualquiera que lo merezca.
Qué más puedo evidenciar.
Invadiré Polonia, derrocaré al gobierno de Chile, bombardearé Palestina.
Si es lo que quieres, déjame complacerte.


Retroceso
Exprimo la intensidad de mis palabras al máximo.
Precipito mi melancolía en pequeñas dosis,
un continuo reguero que aún espero que llegue hasta tu secreto.

El miedo me tiene a su merced.
Arriesgo o no arriesgo. Apuesto o no apuesto.
No queriendo cometer errores del pasado, de un triste pasado,
me quedo siempre a las puertas, a tus puertas,
en el umbral de confesarte mis anhelos.

Desgracia para los cobardes. Todo en nuestra contra.
Somos olvidados. Siempre retrocediendo.
Midiendo continuamente los pasos.
Los milímetros juegan un papel demasiado importante en mi camino.
Y esto es amor, no física.
Esto es amor, pero me cuesta decírtelo.


Es mucha la diferencia
Otra vez soñé anoche contigo.
Llegué a notar tu mano en mi mano.
Tu brazo en mi brazo.
Tu cara en mi cara.

Ingrata poesía de la madrugada.
Sólo es un sueño inconexo, ambiguo,
doloroso al despertar,
pues paso de tenerte a no tenerte en sólo un segundo,
y es mucha la diferencia.

Resulta que paso del paraíso sin número a un lunes de octubre,
con altas nubes y bajas esperanzas.
Amenazo hoy con hacerme doler la angustia para ponerme en situación.
Amenazo con amenazar al primero que pase.
Amenazo con despojarme de la realidad y acudir a tus sueños cada noche.
No sé si sonreír por tu recuerdo o destrozar mis anhelos.
Volveré a soñar o caeré muerto.


Pensarás en mí
¿Pensarás en mí como yo ahora pienso en ti?
No, seguro que no, seguro que ni siquiera recuerdas mi nombre.
Pero y si no fuera así.
Y si ahora mismo piensas en mí como yo pienso en ti.
¿Qué pasaría si así fuera y nada hiciésemos para encontrarnos?
¿Cómo sobrevivir sin intentarlo?


Salí a tu encuentro
Salí a tu encuentro, como por casualidad,
esperando en la esquina a que salieras de clase,
ver tus pasos recorrer la acera y buscarte a lo lejos.

Sonríes y te muestras entusiasmada por el azar que nos permite reencontrarnos tras tanto tiempo,
pero si supieras que no es por casualidad,
ojalá supieras que salí a tu encuentro.


La duda
¿Existe esa línea?
Y si existe, ¿cómo detectarla?
O intuirla, o sobrepasarla.
¿Cuándo podré preguntártelo?
Quizás ya haya llegado el momento.
O quizás no. A lo mejor me equivoco, como siempre.
A lo peor estoy en lo correcto, y esperas mi pregunta.

Y siempre la duda acompañando.
El peso de la conciencia se cubre de tus sombras.
Estás matando mis esperanzas.
Escupo las palabras pero se quedan dentro,
me ahogo por no decir nada ni evidenciarlo.
Por qué todo se vuelve del revés cuando te veo asomar.
Por qué todo es tan complejo, tan tristemente difícil.

2.- Everest

Podemos decirlo
Cuál es el momento, si es que existe.
Cuando me ofreciste la mano, ¿ése fue?
O cuando nos besamos por primera vez, ¿o fue a la decimoséptima?

Sinceramente no lo sé, pero qué importa,
qué importa cuándo lo supimos si ya lo sabemos.

Déjame darte la mano por decimoctava vez.
¿Ahora ya sí? ¿Podemos ya decirlo? ¿Me das permiso?
Lo digo, sí, lo digo, aquí queda dicho.


Cuando fuimos campeones
Cuando fuimos campeones, la euforia colectiva nos contagió.
Tomé fuerzas internas.
Me acerqué a ti. Te acercaste.
Te besé. Me besaste.
Fuegos artificiales en el cielo de Glasgow.
Ha pasado el tiempo.
¿Cuándo volveremos a ganar?


Si conocieras la importancia de tus palabras
Si conocieras la importancia de tus palabras, no las pronunciarías tan a la ligera,
no describirías tan alegremente mis virtudes ni adorarías mi forma de ser.

Si conocieras la importancia que tus palabras tienen en mí,
si supieras que son capaces de sostener un día entero de este destierro,
las espaciarías más en el tiempo,
acortarías tu gratitud tan fácilmente repartida.

Llevo tus palabras en cada instante de indecoroso desengaño,
en cada segundo de lluvia sobre mis hombros.
Tus palabras sobrevuelan el rumor de la ciudad
y sobreviven a cada ruido funesto que las atacan.

Si conocieras el poder de tus palabras, querida,
no te extrañaría tanto que me hubiera enamorado.


Ordenado
Anda el mundo tan desordenado, ¿cómo tú y yo vamos a salvarlo?
Empezando desde cero: años, décadas, siglos tardaríamos.
Sonríes, acercas tus labios hasta mi mejilla y susurras que se puede.
Entonces sí, claro que es posible.


Millás
Me alegra saber que no eres como tantas otras,
como aquellas chicas que ven el televisor como recurso a la pereza, no como ellas,
pero tampoco como aquéllas que leen la poesía completa de Sylvia Plath mientras oyen a Nirvana,
no como las que creen en el punk como única forma de vida.

Me gusta tu término medio,
me gusta que puedas decir que te gusta Coldplay más que otro grupo indie,
pero que tampoco te dejas llevar por la superficialidad de cualquier best seller mediocre.
Sí, lo reconozco, me gusta que te guste Millás.


Hoy me siento importante bajo las flores
Hoy me siento importante bajo las flores.
Así como ayer me sentía incómodo, hoy todo es diferente.
Allí estás y las flores palidecen a tu paso.
Falsamente disimulo y de pronto miraba.
Lloro porque creo que no volveré a verte así.
Hoy me siento importante bajo las flores.


Las chicas en chándal
Imagina, ha llegado el fin del mundo, ha llegado el Apocalipsis pero yo puedo salvarte, y puedo salvar a otra mucha gente.
¿A quién? ¿A quiénes?
A las chicas los domingos por la mañana,
a esas chicas en chándal que pasean al perro,
o que pasean por pasear, que compran el periódico y el pan y vuelven a casa,
a las chicas en chándal y a ti, por supuesto, a ti primero,
pero a las chicas en chándal también.

Y tú, ¿a quién salvarías?
¿Me salvarías a mí?
A los chicos, a los chicos con camisetas de The who.
A mí primero, me salvarías a mí.
Sí, a mí primero, lo noto en tu sonrisa, en tus ojos, a mí primero.

Pues ha llegado el fin del mundo.
¿No te has dado cuenta? Mira la televisión.
Ha llegado el fin del mundo. Ha llegado el Apocalipsis.
Por fin.
Es momento de actuar. Por fin llegó el Apocalipsis.
Ahora ya no hay marcha atrás, ahora ya puedo decirlo, ya nada importa, te quiero.


Tus poemas
Me gustan tus poemas porque los entiendo,
porque sé lo que quieres decir y no te escondes en palabras y formas complejas.

Me gustan tus poemas porque no lo parecen,
porque apenas en unas cuantas líneas sabes lo que decir y siempre tan bello.

Me gustan tus poemas porque hablan de ti,
de ti y del campo, de ti y de todos los paisajes que te rodean.

Me gustan tus poemas porque siempre hablan de ti, y algunas veces me incluyes.
Me gustas cuando hablas de mí.


Nueva modalidad de deporte
Nueva modalidad de deporte, querida.
Si antes ya hice notar mi terrible afición a verte dormir,
ahora mi nueva pasión es verte despertar.

Aturdida, desorientada, con el pelo deslizándose por la almohada,
aprovecho ese momento para declararme, preguntarte, suplicarte.
Y tú, con esos ojillos desconcertados, semiabiertos,
confundiéndome con sueños extraños donde tú respondes como princesa
y yo como príncipe, héroe, villano o bufón de la corte,
pero siempre en perpetua declaración de amor.

Poco a poco despiertas a este mundo que no te merece,
a la lluvia, la guerra, la desolación.
Ya abres los ojos.
Sigamos escondidos aquí hasta la eternidad.
Sigamos jugando a este nuevo deporte.


Quererte hoy tras quererte ayer
Un mismo instante en dos momentos de tiempo distintos.
¿Es tanto el esfuerzo?
Todo ha seguido igual ante cada segundo.
El mismo sentimiento vuelve cuando el reencuentro es efectivo.

Y vuelve a amanecer, y seguimos aquí.
Y volverá a llover, y vendrán tormentas, tempestades y huracanes.
Da igual, nosotros permanecemos en este mismo lugar, pertenecemos a él.
Somos su agua, somos su tierra.


Nuevos zapatos, diferencias que nos separan
Sentado en mi monopatín te espero.
Qué imagen más triste del desolado.
Aburrido, abatido, me dicen. Agotado, respondo.
¿El esfuerzo físico, el deporte como forma de evadirse?
No, no señor, llevo esperándola tres cuartos de hora.
Vamos de paseo: yo en mi monopatín, ella en sus zapatos nuevos.


Sincera
Me sorprende verte gemir tan desaforadamente.
Noto tu exageración en cada ocasión que me acerco a tu cara.
Dices que no es así, pero me desespera no sentirte sincera entre mis piernas.


Tú y los demás en el Apocalipsis
¿Qué hago vivo si todos están enfermos?
Si mi misión es salvaros, ¿cómo hacerlo?
¿Quién me salvará a mí, entonces?
Si todos están enfermos, qué hago mirándote caer, sólo a ti,
todo para ti mientras los demás padecen y se dejan caer doblemente.

Yo quiero ser tú,
quiero que me cuides porque francamente lo harías mejor de lo que yo lo estoy haciendo.
Pero ahora es imposible.
Todos me miran mal cuando cada vaso de agua es para ti.
Pero qué importan los demás cuando tú estás en peligro.


Everest
El viento asoma en nuestra piel como el vino en nuestras gargantas.
Me veo reflejado en tus gafas de sol, dominador de la playa que nos rodea.
Siempre bajo tu atenta mirada, dibujo un beso con mis dedos en tus labios.

Te veo apurar el último segundo del verano como si posteriormente nada quedara.
Se pierde el viento, la arena, el agua, el vino…
Y tú tan lejos, como si septiembre fuera un lugar y no una fecha.
Como si septiembre fuera el Everest, tú allí tan alta y yo aquí tan abajo, mirando, deseando tu regreso, o la llegada del próximo verano.


Todo es tan difícil
La lluvia de cenizas de una instalación biomecánica.
Cadáveres sobre el río de lava escupida anteanoche.
La desolación de un escenario vacío tras tres días de fiesta.
Las frutas esparcidas en el camino de vuelta a casa.
La complejidad de un número elevado a la undécima potencia.
La indisoluble sensación de tragedia ante cada sonrisa envuelta en alcohol.
Todo es tan difícil, incluso quererte.


Noche de tormenta
Necesito un lugar donde ir, fuera de todo este desconcierto,
fuera de todo mi desconcierto, un lugar donde dormir.
Necesito un lugar en el que no estés, sólo por un tiempo,
sólo hasta que pueda distinguir claramente el silencio de mis latidos.

Necesito un lugar donde no sienta la mirada opresiva del viejo caballero,
donde no estés tú como remedio,
donde pueda perder los segundos sin tener que rendir cuentas a nadie,
sin tener que repartirlos entre tanta gente que odio.

Me gustaría estar debajo de un gran árbol en una noche de tormenta,
sostener aquella chapa de metal y poder gritar ante la primera descarga.
Y cuando esté cerca de morir definitivamente,
correría hacia vosotros y os pediría ayuda, correría hasta decir basta,
correría pidiendo perdón por todo lo dicho, pidiendo sangre a mis arterias, impulso a mi cerebro.

Sólo entonces pediré ayuda,
pero ahora, ahora que todo está en calma, cuando está aparentemente en calma,
déjame llorar sin tener que dar argumentos,
déjame llorar mientras suena esa canción,
déjame llorar hasta que termine.

3.- Ficción


Dejarnos llevar
No nos queda tiempo ni para odiarnos.
Idas y venidas a ningún lugar,
simulando un ajetreo que impida vernos,
temiendo que si lo hacemos,
todo se irá definitivamente al traste.

¿Y por qué no hacerlo?
¿Por qué no dejarnos llevar?
Si ése parece ser nuestro destino, ¿por qué demorarlo?
Con lo sencillo que es no quererse,
nosotros hacemos de eso un problema.


Qué eterna es la espera mientras te vistes
Qué eterna es la espera mientras te vistes.
No es de esas veces en la que te espero ya vestido mientras tú lo haces,
porque no te espero, te vas y lo haces sola y lo haces definitivamente.

Es mayor la espera tras otra discusión,
en la que estabas con el pijama de rombos que tanto me gustaba
y que ahora yace muerto en el sofá, sin cuerpo, sin ser vivo que lo habite,
pero como único recuerdo que me lleva ahora mismo hacia ti.

No es de esas veces que te vistes
y yo me acerco mientras lo haces
y te ayudo con el sujetador o con la cremallera del vestido,
o simplemente me acerco mientras te vistes y observo y tú te dejas ver.

No es de esas veces.
Ahora ya no es de esas veces.
Estoy sentado como siempre pero esperando el portazo que anuncie tu marcha.
Qué eterna es la espera mientras te vistes.


Rendirnos
Justo sin pretenderlo, acaba uno en medio de la acción.
Ni avanzar, ni dar media vuelta atrás se puede.
Atrapado por la vorágine del terror,
hay momentos en los que es mejor levantar los brazos y rendirse ante lo evidente.


Presenciar la derrota
He vuelto a no ganar,
que es una manera menos dramática de decir que he vuelto a perder.
Creí que esta vez podría ser, ingenuamente lo creí.
Pero parece evidente que la gloria no me está destinada.

Fíjate en la forma de caer de rodillas ante tus silencios.
Fíjate en la manera de despojarme de la serenidad ante una situación ya vivida.
Ligeramente sale el sol como consuelo,
pero poco más queda por hacer que esperar y presenciar la derrota.


Ella es cruel, pero es ella
Tu vestido rosa, tu traje de domingo, tu lazo en el pelo.
La sonrisa de una santa, los zapatos de terciopelo, calcetines blancos,
falda desorientada, ojos color piedad, guantes a juego…

Y tú sonríes, esperando mi llegada, pie levantado,
zancadilla dispuesta, tan cruel como siempre,
esperando mi caída al llamarme para jugar.


Deficientemente te quiero
Me enfrento a una dura prueba cada día.
Verte y no amarte.
Por ahora suspendo mi tarea.
Suspendo y con creces.
Deficientemente te quiero.


Enfermos
Enfermos de felicidad,
nos empeñamos en que nada pasara,
justo hasta anteayer,
que sanamos definitivamente.

Ahora la sensación es de impotencia,
ahora no podemos hacer nada,
rendirnos a la adversidad,
como castigo de nuestra pereza acordada.

Los labios no se acercan,
los labios se diluyen en miles de millones de segundos de castidad impostada.
¿Cuándo volver a enfermar?
¿Por qué no contagiarnos ahora?


Te creo ver tantas veces
Te creo ver tantas veces.
Allá a lo lejos, o cerca, a mi espalda.
Sentada en el parque o tocando en boulevard.

Te creo ver tantas veces.
En ocasiones el tiempo me demuestra que no eras tú,
pero otras tantas veces me quedo en la incertidumbre.

Suelo cruzar vías, cambiar mi destino, escalar pisos o adentrarme en autobuses desconocidos cuando te creo ver.
Te veo tantas veces que la frustración me mata.
Y entonces me imagino en la posición contraria.
Esperando oír mi nombre y encontrarte sonriendo, sorprendida,
recordando aquellos tiempos en los que no hacía falta buscarte.


Denominaciones
Lo que sentimos, ¿cómo se llama?
Amor, desamor, amistad, admiración, intriga, confianza.
El lenguaje pierde su forma. La realidad la supera.
¿Yo qué soy? Un amigo, un amante.
Un derrotado más. Un nombre más a tu lista.
Yo qué soy, qué merezco.


Paciencia
Aunque dijiste que no, yo seguí insistiendo.
Aunque gritas que no, yo sigo insistiendo
Aunque jures que no, yo seguiré insistiendo.
A pesar de la distancia, yo continuo insistiendo,
hasta que no logre un sí, seguiré imperfecto,
nada es completo hasta un segundo después de tu confirmación.

Aunque sigues con un no, yo sigo preguntando
Aunque llamaste a otro por error, yo sigo confiando que,
por más que pasen por tu piel, por más que lloren ante tu altar,
yo te merezco, creo que te merezco.
Seguiré aquí hasta el fin del mundo, y mil horas después, seguiré insistiendo.


Lo que puede llegar a hacer el deseo
Lo que puede llegar a hacer el deseo.
Acorta la distancia y desvirtúa la realidad.
Hoy te he encontrado en tres personas.
Te vi en la piel blanca de la primera.
Te observé en la lectura desaforada de la segunda.
Me recreé en la mirada perdida lanzada en el atardecer de la tercera.

Eras tú aunque no te dieras cuenta.
Te puedo ver en cualquier instante.
Ésa es mi virtud y mi defecto.
Porque puedo apreciarte a todas horas, pero no puedo beberte, acariciarte, susurrarte en el instante.
Lo que puede llegar a hacer el deseo, quererte más cuanto más lejos te tengo.


Olvidar
A veces, al dormir, el deseo es irremediable.
Olvidarla es lo más cercano al descanso.
Pero al despertar, aún permanece en tu cabeza.
Está ausente pero la sientes más cerca, y cuando estuvo cerca físicamente es cuando más ausente se sentía.
Extraña condición ésta.

Ya estamos cansados de esta velocidad.
Ahora la sensación de hastío es inevitable.
Sin él, sin ella, ni con él ni con ella, ni hoy, mañana o nunca.
Parecemos marcados para la dependencia instantánea, no eterna.
Y nada perdura. Nunca nada lo ha hecho.


Asesinando a la belleza, huérfanos por dentro
Quisimos ser eternamente bellos, y en la indefinición nos perdimos.
Confundieron nuestros deseos.
Somos eternos, sin más.
Y el tiempo nos abrasa a su paso.
Lo que parece importar es lo que muere primero.
Me di cuenta tarde, pues ya no quedaba belleza ni en mi rostro ni en mi mirada.
Muerto también por dentro, aprendí la lección:
Ahora simplemente quiero ser eternamente eterno.


La fotografía
No sé exactamente si eres real o pura imaginación,
sólo sé que me apetece estar en ese lugar y a tu lado justo en este instante,
quizás en cualquier instante, quizás para toda la vida.

Resulta que la imaginación me juega una mala pasada y eres sólo imagen,
no carne, no arena, no agua.
Pero tu recuerdo persiste.
Allí estaré cuando así lo necesite.
Espero que tú también.


Vosotras no sois como ella
Vosotras no sois como ella.
Podéis pareceros con esa forma de vestir tan irregular,
con el pelo ondulado e incierto,
pero no sois como ella.

Podéis imitar su acento, acelerar la sonrisa y caminar como ella hace,
podéis adularme, acercaros y susurrar eternas palabras de amor.
Podéis hacerlo y yo caeré en vuestra tentación,
e incluso os diré que sois únicas y mejores que nadie,
pero no sois como ella.


Ficción
Anoche traté de recordar los buenos momentos contigo.
Pero al final siempre acabo viéndote marchar.

Tuve que recurrir a la ficción para así hacerte anhelante de mis besos,
te hice dependiente de mis abrazos,
vi en tus ojos el rubor del que se siente observado.

Dime por qué tengo que recurrir a la imaginación para que me quieras.


Pareces tú la que caminas

Pareces tú la que caminas en dirección contraria a la mía.
Apareces tú a apenas un metro de mis ojos.
No encuentro respuesta a mi mirada inquisitiva.
Ya estás tan lejos que no surten efecto mis gritos.
Parecías tú la que caminabas.
¿Eras tú?

4.- Así


Mi realidad
Ya hace un año. ¿O fue ayer?
Suena nuestra canción y es verdad, fue ya hace un año.
¿Cómo pudo pasar así el tiempo?
Sin motivo para el encuentro, sin la oportunidad de vernos,
fue hace un año pero parece ayer.
No sé si a ti te lo parece.
Puede incluso que haya sido el mejor año de tu vida,
y yo aquí reprochándonoslo, y yo aquí llorando, y puede que haya sido tu año.
Si así fuera, qué hacer.
De nada servirá decirte que te echo tanto de menos.


Tras tu marcha
Me dediqué, tras tu marcha, a ahorrar mis discursos poéticos,
a enjuagar mis pensamientos impuros en agua bendita,
a encontrar mi verdadero lugar en las canciones tristes de época.

Y tras este sucio párrafo, de falsa tristeza, te digo la verdad:
me emborraché hasta que vomité tu último recuerdo,
hasta que ya no queda ni una molécula de ti en mi vientre.

Desde la sinceridad, escribo con la bilis,
para olvidarte y recordarte en el mismo momento.


Llovía
Hago desaparecer las gotas de lluvia señaladas en la ventana,
para que así definitivamente nada me recuerde a ti.


La frustración
Toda esta frustración se revierte en busca de letras,
músicas, imágenes pretenciosamente creadas por mí.
A veces siento que mi frustración traerá grandes resultados,
como si del dolor naciera la belleza.


Escribo poemas muertos
Escribo poemas que hablan de ti.
Escribo poemas muertos, poemas que nacen ya sin vida.
Un parto largo y doloroso, que no responden ante mis palmadas en su cuerpo.
Y me tienen rencor porque los desprecio, y qué voy hacer si no puedo quererlos.

Mis poemas sangran en forma de tinta.
Sangre de mil ausencias, de mil distancias desde tus ojos hasta aquí.
Mis poemas hablan de tu pelo en forma de suspiro,
de lo injusto que es pedirte tanto sin poder dar nada a cambio,
sólo unos tristes versos.

Mis poemas te hablan en diferido,
desde tu tiempo hasta mi tiempo,
desde la distancia hasta tus momentos.
Mis poemas están cansados de ser la pared sobre la que recaen mis secretos.

Y no son más que versos, pero detrás de ellos te siento,
y duelen tus recuerdos en mis letras,
duelen tus miradas tras unos simples trazos en blanco y negro.
Mis poemas lloran, como llora la mano que los sustenta.


Me quedo conforme
Sólo espero que, al final, todo esto te merezca la pena.
La tortura, el sacrificio, la bala extraída y vuelta a disparar sobre mi pecho.
Sólo espero que te divierta, querida.
Porque si así fuera, me quedo conforme.


Llámame febrero
El frío que demuestro es la respuesta a los aires que de ti recibo.


Poetas que murieron de arrodillarse a tu lado
La moral, concisa moral que atormenta los miedos.
Escupo tu nombre con espuma.
La rabia ha detectado en mí su cuerpo ideal.
Ojos que ven, corazón que muere.

He besado cada una de tus lágrimas.
Sabor amargo.
Amarga hasta consumir mis entrañas.
Consolar sin ser consolado.
Ser mordido sin poder gritar a cambio.

Y cierro mis ojos.
Aprieto con fuerza.
Y veo líneas, círculos y figuras de colores.
Eso debe ser el arrepentimiento que toma forma de iluminación.


Intentos
Con ganas de hacer mil cosas pero sin realizar esfuerzos.
Con ganas de soñar la realidad pero sin la vitalidad propia del momento.
Aparezco consumido por la mañana y consumido anochezco.
Huesos y más huesos en perfecto coordinación,
pero sin alma ni conductor que guíen los pies moribundos.


Si me vieras ahora
Si me vieras ahora.
He cambiado, de verdad que lo he hecho.
Ahora visto a la moda, con chaleco, camisa y americana; con pantalones de colores; con zapatillas a juego.
Cambié aquellas gafas que tan poco te gustaban,
que cuando me besabas te molestaban en la cara.

Si me vieras ahora.
Escucho a Arcade fire y también los primeros discos de los Beatles que tanto te encantaban.
Ahora me fascinan las películas de Godard, ya las entiendo.
Y Truffaut y todos esos directores franceses y también los del “free cinema”.

Si me vieras ahora,
si lo hicieras de nuevo,
quizás volverías a quererme.


¿Qué más podría no pasarme?
¿Qué más podría no pasarme?
No me invitaron a la fiesta, aquélla en la que te besaron.
No fui yo, por tanto, quien lo hizo,
tampoco el que te llama constantemente sin temor a una mala respuesta.
En contrapartida, no soy yo quien recibe tus llamadas,
ni quien te llevó al cine y luego a cenar.
No fui yo quien te dejó en las escaleras de casa.

¿Qué más podría no pasarme?
Nadie vino a visitarme en el parque,
nadie se acercó por curiosidad cuando me vieron allí tirado.
No pasará la muerte acechando, ni siquiera el dolor me visita.
Parece que viviré para siempre como estoy viviendo ahora,
viviré con vuestra indiferencia y no habrá manera de terminar con ello.
¿Quién quiere la eternidad, entonces?


El pasado
Defraudé a tantas.
La noticia circuló.
Me viste anoche.
Huiste incluso hasta llegar a correr.


Rezar
Me sitúo ante la botella como el que reza a su dios,
encontrando en ella significado a mi existencia.
Hay quien diserta, hay quien se rebela, hay quien lucha, hay quien se deja llevar.
Nosotros, botella y yo, nos besamos mientras.


No soy yo quien escribe
No soy yo quien ahora mismo escribe.
Es el dolor y la desolación la que me dicta sus órdenes.

Es verte sonreír sabiéndote enamorada.
Verte susurrar al oído, a otro oído, y reflejarlo, porque así me lo piden.
Escribir lo que viera, verte primero para morir después en cada letra.
¿Esto no lo podría hacer otro?
¿No podría sufrir por mí?


Donde yo habito
Con todo lo que he vivido, ya he aprendido a adorar la tristeza.
Me gusta este silencio,
me gusta la oscuridad del salón cada noche que llego,
me gusta que nadie habite donde yo habito,
que nadie llame al teléfono por sorpresa.
Con todo lo que he sufrido, ya he aprendido a vivir sin ti.


Y si muriera ahora
Y si muriera ahora.
Todo el mundo se lo ha preguntado alguna vez, pero y si yo muriera ahora.
Qué quedaría de mí si muriera ahora.
Cenizas. ¿Sólo cenizas?
O me uniría a la tierra y alguna flor crecería a mi alrededor. ¿Nada más?
Ni un solo recuerdo en ti, nada para la posteridad.
Ni una lágrima en tu mejilla que manifieste emoción.
Ni siquiera pareces querer enterarte.
Tu rostro imperturbable ante mi ocaso.


Otra noche por delante
Otra vez la noche por delante.
Otra vez dormir como redención.
¿Para qué? Para luego no encontrar nada en la mañana.
No hay nada cuando amanece. ¿Cómo pretender que aprecie la noche?
¿Cómo desear que llegue un nuevo día?
Por mucha luz que haya, por pocas que sean las nubes, por mucho que las olas vayan a llegar nítidas a mis pies.
Para qué desear que amanezca si no saldré de entre las sábanas.


La oscuridad que acecha
Soy la sombra que te persigue, la oscuridad que acecha.
Soy el callejón sin salida al que te enfrentas en la escapada.
Soy mil veces el ladrón que merodea, el descampado y su chatarra.
Soy cada piedra en el camino, cada instante perdido, cada llanto en la noche.
Soy todo eso como represalia o consecuencia.
Soy yo tu sombra y tu oscuridad, tu deshonor y despecho.
Soy todos los rumores que circulan sobre ti.
Sobre ti y la nada, sobre ti y nuestro adiós.


Así
Como la lluvia al caer sobre cientos de cadáveres amontonados.
Como los ojos desolados de un niño ante la cometa en el suelo.
Como la memoria de un borracho en sus últimas horas de vida.
Como Vietnam ante una fila interminable de helicópteros.
Como el ring con un campeón desplomado.
Que cómo me siento, ¿por qué preguntaste?

viernes, 2 de marzo de 2012

Los resortes del humor

Es muy fácil reescribir una mala comedia: yo quitaría esto, yo pondría aquello. Pero a la hora de enfrentarte al papel en blanco y la comedia como fondo, sólo oyes las risas de desprecio. Es muy difícil escribir una buena comedia, es muy difícil empezar de la nada, se necesitan de referentes sobre los que basar el humor.

Óxido nitroso es un programa de Canal+ en el que Dani Rovira analiza los resortes de la comedia norteamericana (Saturday night live, Portlandia, Funny or die) y de la comedia británica (Little Britain, El show de Katy Brand). Programas referentes en la actualidad que sirven para hacernos reír pero también para hacernos reflexionar sobre el tipo de sociedad que hemos construido.





















Hubo una época en la que me dio por escribir sketches. No estaban mal, pero creo que la comedia exige posicionarse: Woody Allen con la neurosis, Muchachada Nui con los frikis. La cuestión es elegir.

Cosas que me hacen sentir bien: Canal+.
Cosas que me hacen recaer: Las personas que se ponen en mitad del pasillo del autobús impidiendo el paso y dejando el fondo completamente vacío.