Teoría del ciclo de vida

Teoría del ciclo de vida es un conjunto de relatos, dividido en cuatro partes más una intro:
1.- Perversidad 2.- Everest 3.- Ficción 4.- Así

martes, 26 de junio de 2012

Mi ciudad perdida, el tiempo perdido.

Mi ciudad perdida es una recopilación de artículos para revistas que Scott Fitzgerald fue publicando a lo largo de su vida. Algunos memorables, otros para salir de apuros económicos, pero todos sirven de testamento vital.

Asusta ver la evolución de su pensamiento. Desde su juventud, con la esperanza de los primeros ingresos, de su vida plena en la Costa Azul, hasta su final, con apenas 44 años, pero desesperanzado, hastiado de la vida que había llevado, odiando todo lo que él mismo había sido, esa felicidad artificial de los años 20. No sólo quebró la bolsa en el 29, quebró un estilo de vida, una hipocresía alarmante.


 “Evidentemente, la vida sólo es un continuo proceso de deterioro”. Así lo deja escrito y patente. “Comprendí que durante mucho tiempo no me habían gustado ni las personas ni las cosas, sino que sólo seguía la vieja y desvencijada pretensión de que me gustaban”. 

Zelda y él se derrumbaron. El alcohol fue siempre un remedio, pero llegado un momento, fue el principio del fin. Lo tuvieron todo, pero estaba asentada en una falsa base de felicidad. Y ante el primer suspiro, la felicidad cae y nos aplasta. Al menos nos queda su lección.

martes, 12 de junio de 2012

The Wire (2): Los creadores

David Simon fue periodista del diario Baltimore Sun, en la sección, qué casualidad, de sucesos. Pero no se sirve de esos mismos sucesos que los medios españoles denominan como sección de actualidad, donde descuartizan muertos con el mayor desprecio posible para aumentar audiencia y olvidar en cuanto una actriz haya posado desnuda. No son tratados de la misma manera.

Simon se sirve de ello para denunciar. Va mucho más allá de la mera exposición de las vísceras. Cosa que demuestra sus dos libros: Homicidio, un año en las calles de la muerte y The corner, a year in the life an Inner-City Neighborhood. Los dos libros han dado lugar a sendas serie. Y The Wire es una recopilación de ambas.

Simon abandonó el periodismo desencantado con los nuevos tiempos, algo que denuncia en la quinta temporada. Supo acompañarse de guionistas de lujo, como el co-creador Ed Burns (ex-policía, ex-soldado, ex-profesor) o los escritores de culto Dennis Lehane y Richard Price. Dice Burns “no hay diferencia entre realidad y ficción cuando tratas de contar la verdad”. Porque The Wire es eso, verdad.

Cosas que me hacen sentir bien: Jaycee Carroll
Cosas que me hacen recaer: La UE.

jueves, 7 de junio de 2012

The Wire (1): La serie

Hace diez años la HBO estrenó el primer capítulo de The Wire. Pocos podían pensar en ese junio de 2002 con aquella primera imagen de McNulty sentado en la acera en una escena del crimen, que se convertiría en la mejor serie que la TV ha dado. Porque en eso hay pocas dudas, todo aquel que haya visto las cinco temporadas, no debe decir otra cosa que no sea que The Wire supera a todas las demás.

The Wire hace referencia a las escuchas que utiliza la policía para sus investigaciones, pero también podría hacer referencia a la extensa red delictiva que existe en ese Baltimore podrido, porque la red se extiende desde traficantes a políticos, desde periodistas a empresarios, con la educación entre medias, tejiendo o destejiendo esa encrucijada. Y todo cuadra, todo es trágico, todo rezuma verdad.



The Wire es una serie policíaca donde cada prueba cuesta un mundo conseguirla, donde la investigación toma cuerpo muy lentamente, donde las dificultades provienen tanto de los traficantes como desde las autoridades.

La serie exige un esfuerzo intelectual. Es densa y no estamos acostumbrados. Al principio cuesta, pero cuando pasan los primeros tres capítulos, se vuelve adictiva. Esa lentitud viene a confirmarse en palabras de Burns “tanto Al Capone como el que vende marihuana infringen la ley. Para pillar al primero, se necesitan cinco años; para pillar al segundo, cinco minutos. Pero en las estadísticas, los dos cuentan como una detención, así que compensa ir a por los de la esquina.”

Cosas que me hacen sentir bien: Los play-offs.
Cosas que me hacen sentir mal: Perder en el último segundo.

viernes, 1 de junio de 2012

La costa azul

Un lugar para vivir: La Costa Azul, esta Costa Azul.

"Cuando tus ojos tropiezan por primera vez con el Mediterráneo sabes de repente por qué el primer hombre adoptó aquí su posición erecta y expandió sus brazos hacia el sol. Es un mar azul, o quizás demasiado azul para esa trillada expresión que se ha empleado para describir cualquier charco fangoso que se extiene de un polo a otro. Es el azul encantado de los cuadros de Maxfield Parrish, azul como los libros azules, los óleos azules, los ojos azules y a la sombra de las montañas una franja de tierra verde se extiende a lo largo de la costa durante 160 kilómetros y lo convierte en el patio de recreo del mundo.

¡La Costa Azul! Los nombres de sus balnearios, Cannes, Niza, Monte Carlo, evocan los recuerdos de cien reyes y príncipes que han perdido sus tronos y vienen aquí a morir, de misteriosos rajás y beyes que les lanzan diamantes azules a bailarinas inglesas, de millonarios rusos que dilapidan sus fortunas en la ruleta durante aquellos días perdidos del caviar previos a la guerra."
Cómo vivir con casi nada al año, de Francis Scott Fitzgerald.



Cosas que me hacen sentir bien: La playa en el amanecer.
Cosas que me hacen recaer: Carlos Dívar.