Oh, cómo he caído. Fue ver aquella chica en la farmacia de la Estación de Sevilla, y no pude resistirme. Mientras aún te tengo olvidada, le dediqué tiempo a otra. Y encima lo publico. Qué desolación.
- La chica de la farmacia -
Atendía con el cuerpo en dirección a la avenida donde yo la observaba. Llevaba una crema protectora en la mano que una clienta pretendía comprar. Miraba el envase con las características del producto. Señorita Riera ponía en su bata.
Pensé en acercarme, en poder comprar algo, pero no sabía qué. Llegué hasta el escaparate y traté de vislumbrar algún producto que necesitara. Nada parecía hecho para mí, salvo la dependienta.
Decidí entrar y pensar mientras terminaba de atender a la clienta. Así lo hice cuando el Señor Riera surgió como de la nada y me ofreció su atención. ¿En qué puedo servirle? Le pedí la mano de su hija: “Una crema como ésa”.
- La chica de la farmacia -
Atendía con el cuerpo en dirección a la avenida donde yo la observaba. Llevaba una crema protectora en la mano que una clienta pretendía comprar. Miraba el envase con las características del producto. Señorita Riera ponía en su bata.
Pensé en acercarme, en poder comprar algo, pero no sabía qué. Llegué hasta el escaparate y traté de vislumbrar algún producto que necesitara. Nada parecía hecho para mí, salvo la dependienta.
Decidí entrar y pensar mientras terminaba de atender a la clienta. Así lo hice cuando el Señor Riera surgió como de la nada y me ofreció su atención. ¿En qué puedo servirle? Le pedí la mano de su hija: “Una crema como ésa”.
Y compraste condones?
ResponderEliminarHay que pedir una muestra gratuita...
ResponderEliminardespués basta con sonreír........