Hay dos hombres que admiramos y que podríamos resumir su comportamiento en:
mujeriegos, alcohólicos y amantes de su trabajo. Pero en un momento dado, llegó la conversión, sobre todo en lo de mujeriego.
McNulty y Draper. Jimmy y Don.
En
The Wire, Jimmy McNulty, enorme policía incomprendido, harto de la horrible burocracia que impide que Baltimore salga a flote, encuentra refugio en el alcohol y las mujeres. Hasta que encontró en la cuarta temporada su lugar. Dejó Homicidios y volvió a patrullar en su querida zona Oeste, y encontró en la policía portuaria (mi admirada
Amy Ryan) el amor que en su ex-mujer ya no encuentra. Y dejó el alcohol, el jodido McNulty no bebe. Hay cosas imposibles que sí suceden.
En
Mad Men, Don Draper no deja el alcohol, eso es imposible, pero sí es fiel. El eterno mujeriego Don Draper que engañaba a su perfectas esposa Betty (
January Jones, siempre serás nuestra preferida) ahora encuentra en Megan a la mujer que sacia todas y cada una de sus necesidades (que no son pocas).
Como decía
Jorge Drexler en
El otro engranaje,
"la fidelidad, brumosa palabra". Si McNulty y Draper han llegado a ser fieles, chicos, no hay excusas, cada uno con la suya.
Cosas que me hacen sentir bien: Las galletas cookies.
Cosas que me hacen recaer: Los celos.