Teoría del ciclo de vida

Teoría del ciclo de vida es un conjunto de relatos, dividido en cuatro partes más una intro:
1.- Perversidad 2.- Everest 3.- Ficción 4.- Así

jueves, 28 de abril de 2011

Murakami y El gran Gatsby

Se estrena la adaptación de Tokio blues (Norwegian Wood), y hay un pasaje que me fascina de la novela, aquél que habla de El gran Gatsby.

A los 18 años, mi libro favorito era El centauro, de John Updike, pero cuando lo hube releído varias veces, perdió su chispa y cedió la primera posición a El gran Gatsby, de Fitzgerald, obra que continuó encabezando mi lista de favoritos durante mucho tiempo. Tomar El gran Gatsby de la estantería, abrirlo al azar y leer unos párrafos se convirtió en una costumbre, y jamás me decepcionó. No había una página de más. “¡Es una novela extraordinaria!”, pensaba. Me hubiera gustado hacer partícipes a los otros chicos de tal maravilla. Pero a mi alrededor no había nadie que leyera El gran Gatsby. Dudo que lo hubieran apreciado. En 1968 leer El gran Gatsby no llega a ser un acto reaccionario, pero tampoco podía calificarse de encomiable.

Pese a todo, conocí a una persona que había leído El gran Gatsby, y nos hicimos amigos precisamente por ello. […] Nos conocíamos de vista, ya que vivíamos en la misma residencia, hasta que un día en que yo estaba leyendo El gran Gatsby en un rincón solado del comedor. Él se sentó a mi lado y me preguntó qué leía. “El gran Gatsby”, le dije. “¿Es interesante?”, me preguntó. Le respondí que lo había leído tres veces, pero que cuanto más lo releía más párrafos interesantes encontraba. “Un hombre que ha leído tres veces El gran Gatsby bien puede ser mi amigo”.

Tan amigos como era Gastby del narrador Nick Carraway, que así lo refleja en el fascinante final.

Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros… Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más deprisa, abriremos los brazos, y… un buen día…

Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado.

Cosas que me hacen sentir bien: El gran Gatsby.
Cosas que me hacen recaer: Los goles de Messi.

lunes, 25 de abril de 2011

Siete días de lluvia

Ése podría ser el resumen de la Semana Santa. Siete días de lluvia, como en Seven (aunque allí el sol dio un respiro final), donde Morgan Freeman y Brad Pitt investigaban al asesino de en serie de los pecados capitales con una incesante lluvia día tras día.

La lluvia como elemento de desasosiego. Nada como la lluvia para conseguir esa atmósfera opresiva y desasosegante, como en la gran bronca final entre el abuelo y Brick en La gata sobre el tejado de zinc. O como en muchas películas de ciencia ficción, como en Blade Runner. La tristeza es la lluvia.



Pero hay excepciones a la regla. Hay muchas excepciones, pero recuerdo esa escena de esplendor en El camino de los ingleses, donde los chicos son los amos del mundo. Estaba pensada para un día de sol radiante, pero aquel día de Málaga amaneció nublado. Cambiaron el sol por la lluvia. Siguió siendo esplendor. También se puede ser feliz bajo la lluvia.


Cosas que me hacen sentir mejor: Las noches de Champions.
Cosas que me hacen recaer: La vuelta de las vacaciones.

jueves, 7 de abril de 2011

Escribir, ir muy despacio sin saber si voy a llegar

A Liam Gallagher también le pasa. Bueno, era algo que esperábamos, y bastante bien parado ha salido de la escritura del disco debut de Beady eye.

“Yo sólo pienso en la guitarra. No pienso demasiado cuando compongo. Pero es jodidamente difícil. Es con una lucha. Es como ir muy despacio sin saber si voy a llegar al final. A veces se enciende una luz, a veces no. Para mí componer no es una cosa natural. Escribo lo primero que me viene a la cabeza y si rima y logro llegar al final de la canción, siento una especie de alivio.”




Cosas que me hacen sentir mejor:
Wonderwall.

Cosas que me hacen recaer:
Albert Espinosa.